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Interactúo, luego existo.

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Tumbaco, veintenas del mes de Marzo de 2022.

A mis carnales Emilio Acosta, Francisco Gómez, Bertha Van Der Dijs y Fuad Lechín, sin quienes NEUROCODEX jamás hubiese visto la luz.

“Los genes han delegado la responsabilidad de decidir al cerebro”
Pere Estupinyá

“Una persona es una persona en la medida de los demás”

“El problema básico de todo encuentro humano es que, muy probablemente, continuará”
Steven Pinker

“todo está conectado y todo se devuelve transformado para evolucionar permanentemente”
Postulado NEUROCODEX

Para finalizar la saga cuaternaria de lo que los seres humanos somos capaces de llevar a cabo, alusiva a la famosa frase de René Descartes “cogito, ergo sum”, pretendo completar el circuito cibernético de la existencia de cada uno de nosotros como tal, al compartir la información-energía con el entorno que nos rodea; ilusión producto de nuestro diseño particular, especialmente del sistema nervioso central que nos permite separar, captar y construir detalles, armar representaciones sensoriales, visuales, auditivas, motoras, de interacción con lo percibido separado de nuestro cuerpo e interactuar con este aparente diferente entorno. Al día de hoy sabemos que este procesamiento neurológico se completa con la construcción virtual de memorias, creencias y criterios personales que nos guían por la vida, facilitando o entorpeciendo nuestro desempeño cotidiano, tal como demuestran los estudios de neurociencias (el lector puede consultar miles de artículos, videos web y libros de autores muy serios como Antonio Damasio, Daniel Goleman, Richard Restak, Joaquín Fuster, Steven Pinker, entre muchos otros). De allí que se haga tan complejo, y con frecuencia imposible, compartir experiencias de manera clara, precisa y veraces, para acordar posibles comportamientos en coordinación de acciones.
El problema es tan viejo como el mismo libro Génesis de la Biblia, donde son célebres los pasajes alusivos a la Torre de Babel, lo que hace fácilmente entendibles las consecuencias de hablar idiomas distintos para las ejecuciones humanas compartidas… También es harto conocido que todo lenguaje, o sistema de códigos, si así lo preferimos, presenta tres funciones o propiedades clasificadas por Charles Morris como sintáctica, semántica y pragmática. Siendo la primera, la forma específica cómo se organizan los elementos de la expresión en sí: no es lo mismo decir “casa” que “saca”, lo cual arrastra consecuencias pragmáticas muy intensas. La semántica o significado atribuido a la expresión manifestada, a pesar del diccionario, la Academia de las Letras y los esfuerzos de mi gran amigo y colega Miguel Ángel De Lima, suele servirse de interpretaciones particulares, especialmente por los aspectos afectivos involucrados en la recepción de la información-energía, trayendo consecuencias pragmáticas que son las diferentes actitudes al convertirse en acciones de los interlocutores, y por lo tanto, construir el juego vital en el que participamos, queramos o no que tal cosa ocurra.
Nos permite entender el inevitable hecho de que al interactuar con criterios diferentes derivamos lo que ha ocurrido todo el tiempo, desde que éramos Homo Habilis: la guerra y la facilidad para entrar en ella. En cambio, la paz, necesariamente pasa por el reconocimiento humilde de que nos equivocamos permanentemente y de que la salida es un trabajo conjunto, con enorme esfuerzo conciliador y reflexivo de nuestras reales y cortas potencialidades.
Desarrollaremos este tema mañana a la 1pm por los acostumbrados Facebook (@cerostress) e Instagram (dr.luisarocham) si logro emparejar los pasos para salir al aire. Los espero. Un abrazo y ¡SEGUIMOS!
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Luis Arocha M. y L. A. Montilla:
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